sábado, 21 de julio de 2007

Hoy, nos ponemos tristes, nos enojamos, porque un árbitro les hizo el partido, porque la trampa, horrenda, cochina, perversa, los tiene donde están, porque en canadá hay ciudadanos de países a los que - da igual - se los maltrata, se les aplica fuerza excesiva. Hoy nos ponemos tristes, nos enojamos, porque una vez más el fútbol no basta, hay que tener Grondonas en la tribuna, Blaters en la planilla de pagos. Hoy, nos ponemos tristes y nos emputecemos de pura rabia, porque dan ganas de ir allá y hacer que la coima arbitral se gaste íntegra en dentistas y proctólogos. Hoy nos ponemos tristes por esta y por todas las veces donde los mandatos FIFA se disfrazan de errores. Hoy, nos ponemos como la mierda, furiosos, secos de llanto, decepcionados. No de los jugadores, sino del fútbol todo. De cada uno de los involucrados.

jueves, 5 de julio de 2007

¿Justicia?


Pasa lo siguiente. Estos últimos días he estado observando algunas cosas y me ha dado una suerte de angustia existencial con la forma en que algunas cosas se valorizan, se clasifican y se ponderan en nuestra enferma patria. Resulta que ahora un tipo que amenaza con cuchillo a un rehén queda libre porque "no es considerado un peligro para la sociedad". Resulta que un pedófilo de una red de pornografía infantil tampoco lo es, es enviado no a la cárcel, sino a una casa de acogida (¿de dónde salieron esas mierdas?), de la cual huye por la falta de sentido común de su director (un pelmazo). La incompetencia desplegada, lo idiota de estos y otros casos similares me enfurece, porque me surge la pregunta acerca de estos famosos "jueces de garantía" ¿Qué garantizan? Pongámonos en el caso del tipo que tomó rehenes para huir de la policía, tras asaltar una casa. El tipo llega a la audiencia y le dicen "está usted procesado". NO decretan prisión preventiva y, por lógica, no se previene nada. El tipo estará procesado en los papeles, pero libre, volverá a asaltar, volverá a robar, matar, violar o lo que sea. Es lo que conoce. Si sus papeles están sucios, a él no le importa, no tiene remordimientos. Está suelto en la calle mientras pasan los meses. ¿Así funcionan nuestros tribunales? Pensemos ahora en un desfalco, o en alguien que evade impuestos, o que comete algún tipo de delito económico. Cárcel. Por largo rato. Papeles manchados con eso no sirven para nada más tras pagar la pena. Estamos en un país de jueces estultos, ministros pusilánimes y diputados prebaricadores, donde es más grave evadir impuestos que matar a una persona. Hagan la prueba.
Estoy enfurecido de vivir siempre enfrentado a la más completa, brutal e irreparable de las imbecilidades. Nuestras autoridades, en todos los ángulos de la mal llamada Justicia (en la cual me cago y me cagaré mientras no sea justa), hacen gala de una deprimente falta de pantalones (y faldas). Miedosos, cobardes, imbéciles, corruptos. Basta de jueces de mierda, todos a su casa, desde el presidente de la Corte Suprema y su proteccionismo impresentable hasta los juececillos imberbes de cerebro bovino. Hoy, no hay matices. Todos al fuego. En el país de la mente en sombras, bien nos viene un poco de incendio para iluminar algunos rincones del cuchitril.