Parecerá curioso al lector el título de esta entrada, pero tiene que ver con una película. La película se llama "Primavera, Verano, Otoño, Invierno y Otra Vez Primavera" y es una hermosísima obra fílmica que, en corto y para no arruinar la experiencia de quien se anime a verla, trata de la historia de un maestro budista y su discípulo a lo largo de una vida, pero también la historia de un lugar, y también la historia de un alma. Es difícil, en realidad, reseñar la película. Es uno de los lugares comunes que más detesto, pero esta vez sí se aplica a cabalidad: es una película de la que sólo puede hablarse con gente que la ha visto. No por un afán de misterio o "qué cool soy". Sino porque plantea una experiencia audiovisual y estética, aparte de conceptual y emotiva, demasiado completa para ser reducida a palabras. Es un filme que requiere de tiempo para ser visto y degustado. Y mucho más tiempo para ser cabalmente reflexionado. La escena de la foto, por ejemplo, no fue seleccionada para nada al azar.
El título de la entrada, entonces, hace referencia a la repetición y el renacimento en un ciclo en el cual los comienzos y la pura potencialidad de ser se renuevan constantemente. Y hoy mismo, hay un nuevo comienzo en mi camino, un comienzo lleno de auspicios y de texturas, lleno de colores y de luces. Baste decir que ingreso de lleno a un gran proyecto musical, del que pocos detalles daré por ahora, nuevamente, no en afán de ser misterioso, sino simplemente porque hay poco que contar por el momento. Así todo, ahora siento esa renovación de un ciclo, de un nuevo comienzo. Es primavera otra vez. Un brindis (por fin) por los nuevos comienzos.
Foto prestada por elmonolito.blogspot.com
