sábado, 31 de marzo de 2007

Símbolos Vacíos: El día del joven combatiente


El día del joven combatiente, así, con minúsculas, es uno de los más recientes inventos para justificar el vandalismo, la violencia callejera y toda la seguidilla de sinsentidos que generan las “jornadas de manifestaciones” (si eso no es bajarle el perfil, señor ministro, qué quiere que le diga) Su base, por así decirlo, o el hito que celebra tal “efeméride” es el brutal y cruel asesinato de dos hermanos - los Vergara Toledo - durante una manifestación, a manos de cuatro carabineros, hoy procesados. Dicho así, claro, está muy bien recordar a los hermanos asesinados, condenar, sin duda, el exceso de los efectivos policiales y, por cierto, repudiar la violencia excesiva a la que pueden llegar algunos en el fragor del combate.

Algunos años después, resulta que la memoria de los asesinados es tomada como excusa poética y moral para el más puro e imbécil de los vandalismos. Porque, sepamos, los encapuchados de hoy poco y nada tienen que ver con los verdaderos combatientes del pasado. Es más, el país y las problemáticas sociales no tienen nada que ver con las del pasado. Hoy golpear a un carabinero es un fin en sí mismo, tirar la molotov ya no es la expresión de un pueblo brutalizado, oprimido y asesinado que toma los pocos recursos y toda la desesperación y la mete en una botella, transformándola no sólo en una muy poco eficiente bomba incendiaria, sino también en un símbolo. El símbolo del que no se deja aplastar, que cae peleando, con los dientes apretados y los puños en alto. Esa noche, su familia tal vez durmió tranquila porque la redada policial no se llevó a nadie injustamente, no hubo horror ni abuso gracias a los combatientes que repelieron la “barrida”. Hoy la cosa es distinta y todos lo sabemos, pero en la era de la salchicha y los deportes extremos, la adrenalina de huir de una bomba lacrimógena recién disparada supera la lógica, la base, la historia. Nadie sabe quién murió ni porqué se conmemora el famoso día del joven combatiente. Hoy los escolares, también perdido el rumbo, malgastada toda la energía y la potente aventura del año pasado, se juntan a hueviar, a bailar y cantar al son del disturbio. Iba por el Paseo Ahumada y pasó una turbamulta de escolares, jugando al encapuchado. Desde lejos se veían venir, se escuchaba un clamor de voces y se veían manos alzándose a los cielos rítmicamente. Al acercarse más al lugar donde me encontraba, se comienzan a distinguir los cánticos. Y los hermanos Vergara Toledo dieron una voltereta en sus tumbas. Y la lucha fue arrastrada por el culo de la idiotez imperante hoy en nuestra tierra. Y di vuelta la cara, casi al borde de la carcajada más amarga. El cántico era de la garra blanca, la barra brava de Colo - Colo. Contra la U, como siempre...

foto tomada de www.informativos.telecinco.es

lunes, 19 de marzo de 2007

Magia en vivo


Un cerdo volador, un prisma de láser, fotos de dictadores y una historia en pantalla, un homenaje a Syd, un comic con la letra de un tema nuevo. Sonido demoledor, envolvente, perfecto y potente como nunca había escuchado en un show en vivo. Una banda en perfecta sintonía con el material que interpretaba y con el público. Y en medio de todo el hombre genio, el director de orquesta, pero también un poco director de cine, a un gesto suyo, fuego, luces, colores, formas. Las canciones, viejas, desconocidas, nuevas, estrenos, todas llegando al lado más emocional de la música, sin necesitar grandes despliegues técnicos, sin ser un gran bajista, ni un gran cantante. Su comparsa, la segunda cabeza de esa bestia etérea que era Pink Floyd, su hermano, no se echó de menos. Tal vez, él dirá lo mismo, pero eso es harina de otro costal. Una experiencia que nos elevó a todos, a los 50 mil que lo esperamos toda la tarde, los que le dedicamos el día, algunos sin tanta fe, como yo, otros con la ilusión pintada en el vidrioso manto de los ojos expectantes. Un maestro que hizo que el Estadio Nacional de pronto se sintiera como una pequeña habitación de departamento, y luego como un crucero espacial o como la mismísima luna, a ratos, como la cabeza genial de un loco, llena de recuerdos, de proyecciones, de alucinaciones. Una clase magistral, la demostración empírica de que los sonidistas en otros lados no son sordos, que se puede hacer un trabajo brutalmente profesional y puntual, que se puede emocionar a cincuenta mil sin tanta batahola, marullo, pantomima o acrobacia. Un jazz bass, una guitarra electro acústica, batería, guitarras, teclados. Nada más, como era el rock antes, cada instrumento sonando por separado y en conjunto. Lo que ocurrió en el concierto de Roger Waters excede cualquier recuento. El estado de shock duró varios días. El que lo vivió, lo sabe.

lunes, 12 de marzo de 2007

¿A mí con esas?


Es cierto que la cosa anda mal, pero lo de los medios y de la sociedad en general es impresentable. Una cosa es que nos vendan mentiras, manipulaciones de la verdad y trabajos tendenciosos de edición y presentación de “los hechos” en diarios y noticiarios – todos sabemos perfectamente de quién y para quién son los medios en Chile – pero muy distinto es que las compremos, las comamos sin mascar, las traguemos sin saborear.

Basta de que nos vendan, antes, miedo, ahora, caos. El plan de transportes no es perfecto, claramente, pero es mucho mejor de lo que nunca ha habido en Santiago. Mucho mejor de lo que muchos merecen: el simio que pasa sin pagar, que se cuela por detrás, que arma desmanes en las aglomeraciones, que acosa y manosea a las mujeres en el metro, el simio que por alguna treta del destino presentó un buen proyecto y ganó licitaciones de recorridos clave, pero que a la hora de cumplir su parte del trato hace boicots, deja los buses guardados de tal a tal hora, aparte de darle condiciones deplorables a los conductores. El problema de Transantiago, señores míos, es de la gente, de su cabeza de mono, de su cultura del pillo, de cagarse a la mayor cantidad de entidades posibles, por que el ego así lo necesita, el débil siempre se fortalece agarrando la hebra más mínima, la menor de las briznas de poder. No me vengan con huevadas. La cosa no está ni siquiera parecida a lo que vemos en las noticias. Es tan obvio el intento de algunos de boicotear, que no merece análisis ni mención. NO es noticia el 80 por ciento de cosas que sí funcionan. Sólo lo son 3 o 4 esquinas con dramas. Ayer era la delincuencia. Hoy transportes. La cosa es que siempre hay algo que vender, un nuevo miedo, una nueva sensación de desamparo. El problema va a ser cuando nos traten de vender al Salvador, al Mesías, y, como idiotas, lo votemos, lo compremos. No me vengan con huevadas.