domingo, 15 de abril de 2007

Lembrança da mia familia

El blog anduvo medio botado estas semanas, por varios motivos, el más poderoso de los cuales, la visita de mi primo de Brasil, su señora, uno de sus hijos y dos amigos suyos (del hijo) a mi casa. Visita que duró dos semanas, casi, con todo lo que significa alojar a cinco. Pero no vaya a pensar querido lector, querida lectora, que digo con esto en el tono del reclamo, la cosa es diferente. La visita de los brasileiros tuvo mucho menos de invasión de lo que se piensa, y generaron en mi hogar y en este humilde (?) servidor efectos insospechados: llenaron nuestras vidas de luz.
Lo primero que generó el paso de esos seres magníficos fue la absoluta hospitalidad, la sincera y desinteresada ausencia de reticencias en cada uno de los que habitamos la casa. Hay que hacer fila para el baño, no importa, ahí nos arreglamos, hay que dormirse más temprano, no importa, hay que comer por partes o apilados en una mesa sorprendida de aguantar tantos platos, ni un drama. Los tres más jóvenes, como es de esperar, se colgaron casi sin fin de internet, salvo cuando las exigencias de su tarea en tierras chilenas los sacaban del teclado (el periplo de ellos tres, desde el relato de mi primo, por canchas nacionales será tema para una próxima edición). Así y todo, mi familia, siempre hospitalaria, pero jamás sin mañas, actuó como un sólo frente de acogida, felices, plenos. Y no digo que con el pasar de los días nos fuimos adecuando ni nada parecido, desde el primer minuto la cosa fue así, natural, sin refunfuños ni fruncimientos de parte corporal alguna.
Lo segundo fue la cantidad de vida que agregaron a la vida familiar. Por la naturaleza, edades y labores de los habitantes de mi casa, los ritmos de vida y la cantidad de color por metro cuadrado iban en franco descenso, casi hasta la desaparición. Sin embargo la calidez y alegría de vivir de los visitantes, los colores, los sonidos, las palabras, la vida, en fin, que trajeron a las paredes y a los lugares sólo puedo describirla, ahora, desde su ausencia: hoy la casa parece más triste, más quieta, más fría. Sin embargo dejaron un legado, en mi al menos, y sospecho que en los míos, que será difícil de borrar, así pase el tiempo, y es que ver su manera de amar, entre ellos y a los demás, y a la vida misma, por gastada que sea, a ratos, la frase, fue justamente lo que me hacía falta para confirmar muchas de mis convicciones. Muchas de mis decisiones. Porque de pronto vi realizadas todas mis intenciones para mi propia vida, vi en carne ajena mis deseos para mi propia existencia. Vivir en el amor, sin reservas, sin tanta medición, filtro, información, simplemente entregarse. Con inteligencia, claramente, con la debida cautela, pero sin prejuiciar. Hoy, los seres mágicos van de vuelta a su tierra. Pero quedan acá, en la memoria, que no en el recuerdo, en los rincones más asoleados e iluminados del alma. Obrigado!!

PD: debo la foto

1 comentarios:

Little_Fairy dijo...

Familia.

Tengo que confesar que no supe el significado activo de esa palabra hasta ahora. Y es triste porque vengo de familias grandes, numerosas, pero en ellas no existe hospitalidad, amor, cariño, atención, alegría, risa, expresión, sinceridad y uff tantas cosas. Todas juntas, todas representadas en un mismo grupo. Es lindo aprender y tener la posibilidad de observar que la vida se puede vivir en todo esto, con todo esto.

Lo sencillo, lejos de pretensiones falsas. verdad absoluta de amor.
Puedo decir, desde ese otro punto de donde observo, que esta visita ha tocó mi alma y corazón, que no soy la misma persona, que han iluminado parte de mi camino.

Y yo que no vivo ahí, ya los extraño. que locura ^^