Una Vergüenza

Chile definitivamente tiene y siempre tendrá destino y fin de país tercermundista, porque si bien esa distinción siempre la hacen los del primer mundo, así como las clases altas sindican de bajas a las demás, no es menos válido aplicarla desde el tercer mundo para el tercer mundo. No es sólo que la educación chilena sea pésima, sobretodo en los niveles escolares primarios y secundarios, gala de profesores en su gran mayoría estultos y con una preferencia ovejuna a la permanente glorificación de lo acomodaticio: rehúsan ser evaluados, no se actualizan, no siguen creciendo como académicos, se escudan por lo gneral en lo “bajo” de sus sueldos y en las “condiciones precarias” de su labor, curiosamente ambas generadas por la ya mencionada hipoquinesia mental, y ante el vendaval de fallas, simplemente encogen sus hombros y, frente a cualquier presión, enarbolan la huelga como comodín sine qua non. No es sólo eso, decía. Además los famosos “sostenedores”, otro de los malsanos subproductos del sistema educativo nacional, no hallan nada mejor que usufructar ilegítimamente de fondos destinados a paliar la situación paupérrima de tantos y tantos colegios y liceos de recurso escaso; falsear listas para inflar el ingreso percibido por concepto de asistencia de los alumnos es sólo una de tantas prácticas, y a la luz de lo reciente, casi la más inofensiva. Conocidos ya los casos de directores y sostenedores robando las colaciones que el ministerio proporciona a los estudiantes, peor aún, los abusos laborales contra los pocos profesores que aún prefieren entregar conocimiento ahí donde es más requerido, sufriendo presiones insoportables. Además se hostiga y apremia a los alumnos por las deudas de los padres, se malversan fondos públicos, se estafa a los apoderados y al Estado todo. Y nadie hace mucho para evitarlo. Ante tal, y para aprentar de manera altisonante una preocupación real por el mjoramiento de la calidad de educación, nada mejor que sacrificar políticamente a la única persona que era capaz, al menos, de enfrentar de manera completa el problema y, si no solucionarlo, al menos dejar las bases firmes de un mejoramiento sustantivo. La ministra Provoste, sin alcanzar a limpiar la casa, sin mediar interpelación ni investigación alguna, como manda el correcto procedimiento, fue sacrificada como cordero patagónico por la derecha y sus nuevos juguetitos. Esta sanción no sólo es injusta y escencialmente improcedente. Además es inútil. Es una de las estupieces más graves. Ahora hay que buscar un nuevo ministro que tendrá la tarea doble de investigar, solucionar los problemas mientras se adapta a un cargo ya maldito. En vez de haber dejado trabajar a la única que etaba dispuesta a hacerlo. La Acusación Constitucional ha perdido, para siempre, su valor como herramienta de control y fiscalización parlamentaria de la labor del ejecutivo. Hoy es un arma nuclear política en manos de una manga de idiotas cuyo único interés es el poder por el poder. Hoy es el bate de beisbol de esa especie de skinhead llamado Zaldívar: si no me gustas, te denosto, te destituyo, porque puedo, no porque solucione algo, no porque seas culpable, sino porque estás “en mi contra”, parece ser la línea argumental de este personaje. Porque los intereses de mis amigos nuevos así lo mandan, parece decir. Me das asco, Zaldívar, me das profundo asco, me das pena y me dan pena todos los que votaron por ti creyendo realmente que representabas a una coalición de gobierno, siendo que en realidad jamás hiciste otra cosa, ahora se ve tan claro,que barrerle la alfombra a la derecha. Sigue barriendo, ya da igual. Pero los que votamos, sabemos, hablamos, conversamos. Barre, barre, servil genuflexo. Sigue barriendo.