domingo, 31 de diciembre de 2006

Ranking Simple: Love - The Beatles


Y llegamos a las últimas horas de este año, y ha llegado el momento de hablar del, a mi juicio, mejor disco del 2006. Pero antes, una breve historia.

Por ahí por noviembre, cuando ya este blog llevaba sus buenos meses y cierta base de lectores fieles, apareció la idea de comentar algo acerca de este año en cuanto a los buenos discos de rock que habían aparecido y de cómo, tema obligado en carretes de banda, o de amigos, etc, hay ciertos años marcados por la aparición de excelentes discos, no uno o dos, sino muchísimos. Piensen en el 95. O el 64. O el 2001. Entonces, tras miles de ideas de artículos, entre las que se contaba un intento muy extenso y arduo de analizar qué hacía que durante ciertos años el rock avanzara tanto, por todos lados, decidí que la mejor forma de hablar de este fenómeno era hablar de los discos en sí mismos, en la manera mas obvia de hacerlo, poniendo un ranking, un top 3. Originalmente, era un top 5, pero la lista tuvo que reducirse en virtud del tiempo, de mi propia vida musical, y de muchos otros factores que no vienen a colación. Así, pues, llegué al top 3 del 2006. A eso de mitad de noviembre, pues, estaba todo mas o menos decidido. A inicios de diciembre, el ranking estaba claro. El primer lugar lo tenía el actual segundo. El tercero actual era el segundo, y así. Hasta que apareció un candidato de última hora, que llegó más menos por esas fechas a las disquerías mundiales. Se trataba nada menos que de otro disco compilatorio de The Beatles. Se trataba del mejor disco de 2006. Love.

La primera corrección es una que el mismo disco hace a sus compradores potenciales: esto no es un compilatorio más de Beatles, sino la última composición de su productor y mentor George Martin. Y digo composición, porque eso es. Encargado por el prestigioso Cirque du Soleil para musicalizar su espectáculo “Love”, Martin recibió autorización de Apple, el sello, para hacer uso de las grabaciones originales de todos los discos de la banda. Su idea, una genialidad: usar sonidos de las grabaciones para hacer nuevas versiones de las canciones. El resultado son 26 tracks que hacen dialogar sesiones de instrumentos, ruidos, samples y el arsenal de cuerdas de su invención en mezclas perfectas de atmósferas y sensaciones. En la tarea recibió ayuda de su hijo Giles Martin, que, por casualidad, logró – según cuenta en la carátula del mismo disco – mezclando el ritmo y bajos de “Tomorrow never knows” con la melodia de “Within you and without you” un track lleno de nuevos colores. Esa base, esa idea, guió el camino para el resto del disco.

La gran gracia que tiene el disco es la nueva lectura de canciones de la banda más famosa de la historia de la humanidad. Releer a los Beatles sin que sea un bodrio es tarea difícil. Muchos han fracasado rotundamente con versiones propias, instrumentaciones distintas, incluso llevando a los Beatles a “Los Andes” o a “Jamaica”. Nada de eso se encuentra acá, pues es una relectura hecha con el profundo amor que Martin le tiene a la banda y, sobretodo, con la música en mente. Así, pues, cada canción adquiere un nuevo sentido, entrega nuevas sensaciones, completa vacíos, simplifica hipersaturaciones, etc. La calidad del sonido, por otro lado, instala también nuevos sentidos: ahora los sonidos son más nítidos, los bajos, más potentes, las voces, más claras, gracias al perfecto trabajo de ingeniería sónica. Así pues, Love se instala como una obra aparte, que completa con mucho más emoción y “onda” el espacio que muchos encontramos desaprovechado en el masivo “Anthology”.

Punto aparte es la visión global de la obra, que lleva al oyente a emociones insospechadas por la pura virtud de un perfecto playlist, vale decir, el orden en que se pusieron las canciones. Escuchándolo de corrido, sin interrupciones ni saltos de track, el disco tiene la grandiosa facultad de llevarnos de la mano hacia el momento final de la obra, en la que “All you need is love” con su festivo e inocente mensaje, se mezcla con Good Night y su emotiva sección de cuerdas, mientras la voz de John y Paul conversan animadamente sobre algun tema trivial, con risas del resto de la banda de fondo. No pude evitar una lágrima la primera vez que lo escuché. Pocos amantes del rock y de la música en general pueden, creo, obviar esa emoción final, esa potentísima sensación de estar frente a la mejor banda del mundo, a un pedazo de historia humana. Es ahí donde el disco adquiere su verdadero sentido: un homenaje perfecto, sentido, vigente a los cuatro de Liverpool. El disco, por lo demás, muestra todas las facetas de la banda, lo lúdico, lo oscuro, lo festivo, lo rockero, lo popero, lo romántico. Una banda que haga todo eso, sabemos, no existirá jamás. Un disco que le haga justicia, como Love lo hace, es una obra quizás no perfecta, pero si magistral. Un disco que puede convertirse sin grandes discusiones no sólo en el mejor del año, sino en la colección definitiva para el amante de la buena música. Plasmar a los Beatles, releyéndolos, es un mérito que este disco ostenta sin alardes. Es escuchar de nuevo. Porque el protagonista de Love, pese a todo, sigue siendo el cuarteto, y no la familia Martin tras las perillas. Y eso lo hace un disco fundamental.



1 comentarios:

Little_Fairy dijo...

concuerdo contigo y el nº 1 de éste ranking. ningun disco a los 23 años ya de mi vida me ha logrado emocionar así en la primera vez q lo escucho. Nada que me ligara a él, ningun recuerdo q pudiera evocar, a raiz de las canciones. sólo el gusto por esta banda, sólo por el placer musical, el deleite, el extasis q me produce al descubrir todas las veces algo diferente, que desde la década de los 60 me viene a abrir los ojos, a mi mundo actual, a mi 2007. Es fuerte y a la vez emocionante sentir todo este tipo de sensaciones a raíz de la musica.


Me encantó el disco, nada mas q decir, por ahora.