Escribir, a veces, genera un efecto narcótico que ayuda mucho a establecer lazos entre realidades de apriencia inconexa. Leer, lo mismo, claro, pero escribir tiene la gracia de ser un proceso a la vez interno y externo: interno, en cuanto hay que conectarse con todo el background propio para lograr, así, hacer lingüísticas experiencias mayoritariamente no lingüísticas (escribir un olor a lo Süskind o un color a lo Neruda son puntos máximos); externo, en cuanto, pese a que uno lo olvide, uno siempre escribe para ser leído. Sin excepciones. Aunque el papel o el archivo - para ponernos a tono - desaparezca en el segundo inmediato a su escritura, siempre habrá sido, inconscientemente, pensado para la experiencia de la lectura. Pensando en estas cosas, traslado tal experiencia - conocida por mí a niveles del hastío, a veces - a la sutil similitud de crear música. Es curioso como, en un momento, todos los trasfondos de personas muy distintas, de contextos distintos, de formaciones distintas de, en fin, gustos y preferencias distintos, confluyen en una creación conjunta. En un principio, claro, muchas cosas son diferentes al producto final (no creo mucho en eso de la creación espontánea de música, menos en el rock) y, tras el trabajo, puedo decir que hacer música se parece mucho a escribir: es hacer una cosa algo que no era originalmente, es transformar, reciclar, volver a transformar y así, conectarse con lo interno y con lo externo. Aunque nadie lo escuche. Aunque nadie lo lea
domingo, 27 de agosto de 2006
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2 comentarios:
Yo era una de esas personas que creía en la creación espontánea, y sin ninguna pregunta y ningún cuestionamiento.
No se por qué pero no habían ni existían procesos ni trabajos y yo viviendo en ellos y desarrollándolos obviamente. Hasta que comencé a ver, a abstraerme de mi propia realidad y mirar y apreciar.
¡Que más puedo decir!
creo que sólo me queda mencionar que estoy infinitamente agradecida que exista gente que escriba y gente que lea, que existan músicos y los que se dedican a escuchar.
Por la oportunidad de creación y el tiempo que nos damos para apreciar.
Besos.
Alguien dijo alguna vez: "escribo para que la muerte, no tenga la última palabra"
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