jueves, 31 de agosto de 2006

Manga de Ovejas


Decía algo que alguna vez leí en mi infancia que cada persona es única e irrepetible. Frase manoseada, sí, pero de alguna manera, llevándola a lo profundo de la mirada, central en mi parada frente a la vida, las relaciones, la familia, en general, de todo lo que vivo (que grandote suena eso). Con esa máxima fundamental, más otras muchas que dan para un corto pero denso listado, me he paseado por esta vida más que nada confirmando, la mayoría de las veces, y sin arrogancias, que en muchas cosas tengo razón. Lamentablemente, mi vida universitaria (hipertrofiada a estas alturas, pero bueno, la disciplina siempre será mi falencia máxima) me demostró que esa frase, la primordial, la central, se tambalea ante ciertas realidades. Ayer me quedé perpeljo ante un panorama deprimente y, de alguna manera, generador de una rabia casi primigenia que me ha llevado, esta noche, ya destilada la furia (costumbre de mentes siniestras como la mía) a describir la imagen en cuestión. Vi el barrio universitario. Vi otros barrios con universitarios. En un par de horas, vi a miles de universitarios. Y son todos iguales. Sí, todos iguales y todas iguales: la misma ropa, los mismos modismos, la misma música, el mismo corte de pelo, la misma asquerosa parada de "no me importa nada y mi mundo tiene un metro cuadrado de ancho y un milímetro de espesor y me río del feo, del débil, del enfermo y del pobre, porque mi papi me paga, porque no tengo problemas, porque me da lata cualquier trabajo mental, porque cumplo". Caminan todos de la misma manera por el mundo, todos sin excepción, con sus jeans a la cadera o sus escotes suficientes y sus tatuajes cool. Y cuando llegué a la palabrita esa, "cool", me di cuenta de la escencia de todos los males, de la mente de colmena, de la gente ganado. Ser cool es ser todo. No serlo, es ser nada. Cierto, la condena o rechazo social debe ser una de las cosas más difíciles de superar, sobretodo cuando la edad mental no supera los doce, pero basta. Yo no soy cool. No estoy a la moda y JAMÁS lo estaré. No me peino, me rapo. No estoy en contra, simplemente, no me interesa mirarme en el espejo y ver que hay millones de idiotas iguales a mí. No me vengan los medios con parámetros, no me vengan minas con peticiones o exigencias solapadas, no me venga la sociedad con su consumo masivo. No tomo coca-cola porque es bacan, sino porque me gusta. Bebo alcohol por disfrute, no para olvidarme de mis inhibiciones. Cuando he fumado, es porque he querido. NO me arrastra nadie. Ojala alguna vez despierten, manga de ovejas, y se den cuenta que son personas y no insectos. Acá no se salva nadie. Noche de Furia, qué carajo!!!! ME CAGO EN LA ELECTRONICA Y EL EXTASIS Y EN EARTHDANCE.

pd: la foto es de una disco en Puerto Varas. No es Santiago el problema.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

que mas querís que te diga. Creo que es la quintaesencia de nuestra identidad. In deed, nunca se ha aprendido tanto de la linertad, sino cuando nos hemos dado cuenta de que hemos confirmado, con la vida misma, nuestras propias opciones.
Big post, bigfella

Rodrigo Mora dijo...

rodrigo, porsiaca

Little_Fairy dijo...

la idea obsesiva de pertenecer.
la comodidad
el miedo a luchar
el miedo a estar solo

y cada vez es más gente

y protestan porque no quieren ser soldados o milicos.

y han caído en su propia trampa
marchando al mismo son
usando el mismo uniforme.

qué paradoja...